El ruido es uno de los principales problemas de la convivencia. Explicamos como si mide y cuáles son los niveles máximos permitidos.
Ruido: Una definición
Lo que unos apenas perciben supone para otros una molesta importante que afecta su calidad de vida. Algunos tenemos la mala suerte de despertarnos con el más mínimo sonido, mirando con envidia a aquellos, que parecen osos hibernando durante el invierno. Igual ocurre con la música, entretenimiento para unos y castigo para otros. Sin entrar en los gustos por diferentes tipos de música, instrumentos y momentos del día para practicar y disfrutarlos.
Entendemos el ruido como la contaminación acústica. Se define como un exceso de sonido que afecta el espacio íntimo de las personas, como lo es el hogar. Esta comprobado que la contaminación acústica perjudica la calidad de vida y causa daños para la salud.
En consecuencia, contamos con límites máximos de ruido permitidos y mecanismos de control ante su incumplimiento.
El decibelio
La unidad de medida del ruido es el decibelio, dB. Mide la intensidad, o el nivel de potencia, de un sonido. Nuestro rango de audición abarca desde 0dB a 130dB, siendo este máximo el nivel que comienza a suponer dolor.
Una conversación en voz baja por ejemplo se encuentra a 30dB, mientras que una conversación normal ronda los 50dB. El uso de electrodomésticos supone aún más ruido. La aspiradora o lavadora tradicional alcanzan los 70dB, por lo que entendemos que no se permite su uso en las franjas horarias de descanso, que suele definirse entre las 23h y 7h. Un ruido puntual como el de una sirena alcanza los 90dB.
Teniendo esto en cuenta, se establecen los márgenes para una convivencia saludable con nuestros vecinos en la Comunidad de Propietarios.
Las normativas reguladoras
Los límites de sonido son establecidos por los propios municipios y se basan en el Real Decreto 1367/2007. En este encontramos las tres franjas horarias principales y, en cada una de ellas, los ruidos en las distintas zonas.
